Esta niña se llama Rebecca y su perro Shirley, él le avisa cuando sus niveles de glucosa cambian, el perro detecta los cambios en el olor corporal que anuncian una posible bajada y así evita la hipoglucemia...¿como? le lame las manos o se sienta en su regazo, busca a sus padres si ella está durmiendo y solo su presencia la tranquiliza,va a clase con ella y aprende las lecciones al mismo ritmo que Rebecca,
pero...aunque en un principio me ha enternecido este proyecto, hablándolo con mi chico hemos ido más allá,...esa dependencia total no es del todo bueno para la pequeña, estoy casi convencida de que esta niña no hace nada sino va con su perro al lado y entonces...tardará mucho más en conocer su cuerpo, sus cambios de estado glucémicos y sobre todo el miedo a que le pase algo si no va el perro con ella...y eso para un enfermo crónico como ella, no es bueno.
Por la noche es cuando más sentido le encuentro, ya que es muy pequeña para darse cuenta de una bajada y además la mayor parte de los comas se produce durante el sueño...pero para el resto del dia...Shirley debería ser un animal de compañía más, un compañero de juegos y su perro fiel, hay que conseguir que los niños diabéticos pierdan el miedo poco a poco, no sean dependientes nada más que de la insulina y que puedan hacer una vida normal...porque hay muchos momentos en que el perro no la podrá acompañar...y entonces, ella querrá ir, podrá hacerlo sin él...?
Y yo, aunque piense esto, desde el domingo que leí este artículo no dejo de mirar la foto y de pensar que es una de las fotografías más tiernas que veré en mi vida.
LOS RONALDOS - No puedo vivir sin ti
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