El ver resquicios de mi propia historia reflejada en este anuncio, donde la vejez se funde con la infancia hizo que se me removieran por dentro las sensaciones que viví hace dos años.
Mi padre no es tan anciano, pero ya se va acercando, sus manos también están arrugadas, él me acompañó en toda la soledad de su gestación hasta que nos reunimos con ella y la abrazamos los dos.
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