En Cuenca la vida es tan tranquila como la puesta de sol que vemos cada tarde, los girasoles nos saludan hasta que se pone el sol...
Me gusta disfrutar de esta ciudad sencilla, donde todo está cerca y hay pocas cosas que hacer, saltar por las mañanas en los hinchables del Vivero, desayunar en Ruiz y pasear por las cinco tiendas de Carretería, disfrutar de la casa con las tias y el abuelo mientras les oigo discutir, volver a disfrutar de la lectura, repasar las letras con Olivia y llevarla a la feria para que se monte en los cacharros y la oiga gritar cuando se cae del caballo mecánico, recoger los caramelos que tiran de las carrozas las reinas de las fiestas mientras nos hacen un chichón,escuchar a la banda, ver como Olivia se esconde cuando aparecen los cabezudos, volver a ver a las amigas de hace 15 años, para conocer a sus hijos y reconocerlas a ellas…
Saborear el tiempo, mientras observas como ha pasado, al cruzarte con aquel chico que te besó por primera vez , en el mismo parque por el que ahora paseamos con nuestros hijos...
Comer morteruelo, tortas calientes y tomates de la huerta…, revolver en el mercadillo y echarle pan a los patos cuando cruzamos el río…
Sólo nos falta una cosa, que Chus venga con nosotras para enseñarle esta puesta de sol y después irnos a escuchar a los Vetusta en la plaza de Toros…
VETUSTA MORLA
No hay comentarios:
Publicar un comentario