Raquel soñaba con casarse en invierno.
Al entrar en la Iglesia se sentía el frío
adentrándose entre los tirantes de los vestidos de fiesta.
Granada desapareció entre la lluvia mientras subíamos a los Chapiteles,
las Rocieras se quedaron afónicas y el baile no se hizo en la plaza,
aún así la felicidad irradiaba en sus caras, porque novia mojada, novia afortunada.
Salve rociera Ermita del Rocio Almonte
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