Y justo al día siguiente de enterarme, le pedí hacerle una sesión a Marga que me dijo que sí, y así tuve la mejor de las terapias, hacer fotos sin parar..., eso es lo que más me relaja por no decir lo único y lo que evita que le de vueltas a la cabeza.
Aqui dejo mi foto preferida de esa tarde, en la que mi amiga tiene la mirada perdida, mirando al horizonte, esperando el atardecer que en unos segundos desaparece para esperar otro mejor al día siguiente...
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