María trabaja en un centro de parálisis cerebral, me pidió si podia colaborar haciendo las fotos para un calendario que hacen todos los años para recaudar fondos, el miércoles fui a hacerlas y es la mejor sesión que he hecho en toda mi vida.
A los fotógrafos generalmente nos gusta retratar a personas , cosas y lugares bonitos...moda, gente guapa, lugares con encanto, nos gusta que las fotos sean bonitas, que nos lleguen...
Bueno pues lo que yo sentí el miércoles fotografiando a cada una de las personas que había allí va mucho más allá.
En este centro las personas que hay , están muy mal, la mayoria carece de movilidad, y apenas son autónomas por si mismas, son moles, cuerpos inertes que necesitan de otras manos para cualquier acto de su vida...y allí las tienen.
Nada más entrar, Maria me presentó con toda la naturalidad del mundo a cada una de las personas que estaban allí, postrados en las sillas o tumbados en camillas,yo sonreía, pero quería llorar...
Me impactó, me impactó porque mientras algunos gritaban otros mordían, algunos sonreían mientras se les caía la baba...eran gritos de bienvenida, pero aún los oigo...
Me gustaría dejar aqui plasmado lo que sentí, pero no creo que llegue a saber definirlo.
Cuando estaba en mitad de la sesión, ocurrió algo, la camara me dio el aviso de full y yo no tenia más tarjetas..., entonces empecé a borrar las fotos que tenia de otros días..., eran las fotos del cumpleaños de mi hija...cada imagen que salía era de un niño sano les veía, les borraba y los cambiaba por la princesa inca, por David el encantador, Alejandro...entonces a cada disparo se me iba encojiendo el corazón, veia a mi hija preciosa, sana, a sus amigos y los iba borrando para sacar una nueva imagen, veia a los niños que había alli, lo que iba plasmando en mi cámara y sólo quería llorar, pensaba en la suerte que yo tengo y en la tristeza de unos padres que quizas nunca lo superen,...daba gracias a Dios en silencio y cada vez estaba más a gusto con todos ellos...no he visto monitoras mas guapas y con sonrisas más bonitas, tan bonitas como la de cada una de los chicos y chicas que estaban allí...consegui verles su alma y su belleza, en cada sonrisa que pude sacar había algo mucho más especial que en un niño normal.
Era una sonrisa única, de verdad, infantil en un cuerpo de hombre, niños grandes en cuerpos de adulto,risas enfermas, descontroladas, esperpénticas, pero eran sus risas y a mi me gustaba oirlas y verles sonreir...
Entonces ocurrió que yo dejé de estar triste, esa tristeza de .."joder que mierda de vida, esto no tendría que existir", tristeza de pensar en lo duro que es estar cada dia a su lado,...quería seguir, fotografiarlo todo, hacerles fotos bonitas, sacarles la sonrisa, les hablaba como si ya les conociera y ellos me miraban sin recelo, ya no me quería ir...desde el miércoles pienso en ellos, reviso las fotos y las observo, quiero volver a verles...
Ahora no estoy triste por ellos, porque se que muchos son felices así como son, porque están con personas que se dejan la vida en ellos y que cada dia les ayudan, les cuidan , les miman, les abrazan y les besan, lo he visto y lo he plasmado, tengo fotos impresionantes de ese dia, mi mejor sesión, la que más me ha gustado hacer, la más gratificante, la mejor pagada porque hay cosas que no tienen precio y para mi fue un lujo estar esa mañana allí con mi cámara y mi dolor.
Aún no tengo permiso para publicar todas, cuando salga el calendario colgaré alguna más...pero sí puedo poner una, la de la princesa inca, así es como la conocen en el centro, la que me enamoró nada más verla, la que siempre me sonreía al verme con la cámara, la que se reía con muchas ganas, la que se ha quedado en un rincón de mi corazón.
Hoy les dedico a todos ellos una canción alegre, alegre como me gustaría siempre verlos
http://www.youtube.com/watch?v=XQmBXEZEYtg
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