Lo que pasa con Iván Ferreiro es que cuanto más le escuchas más te gusta. El viernes dio un concierto de los buenos y a pesar de que reniega de su pasado pirata, la masa enfervorecida tatareaba las promesas que se resiste a cantar.
El concierto me gustó mucho, pero no me gustó tanto darme cuenta tan claramente de que me voy haciendo cada vez más viejuna, síntoma claro de que me molesta cada día más cosas, ya no soporto el humo, menos a la que me canta al oido a grito pelao y al que me da codazos mientras baila, siento que doy menos botes y que me cuesta cada vez más salir por las noches...
Promesas que no valen nada
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